29 de enero de 2015

Los Ciudadanos del Mundo (Esther G.)

Cintia Ana Morrow para Argentinos.es 


En este gran mundo de inmigrantes a todos nos unen las mismas cosas. Y cuando se trata de cambiar una vida por otra, somos mucho más parecidos de lo que creíamos. Así que le doy la cariñosa bienvenida a nuestra primera viajera española, que extraña el jamón ibérico en vez de los alfajores, pero nada tiene que envidiarle a nuestras expats argentinas hasta ahora. Esther García, nacida y criada en San Sebastián, se dejó llevar por su espíritu aventurero (y en parte también por su marido) y se embarcó en una de las experiencias más enriquecedoras para ella y su familia. Hoy nos cuenta sobre su glamorosa vida en Italia, las dispares costumbres de los locales y sus sueños cumplidos y aquellos que le quedan por cumplir.

¿Alguna vez imaginaste vivir en otro país?

Si, siempre fui bastante aventurera. Dejé España en el 2003, tenía 34 años. Seguí a mi marido y nos traslados a Italia por su trabajo. Como en principio íbamos solo para tres años, no me planteé grandes proyectos:  aprender el idioma, disfrutar del tiempo para aprender y conocer la cultura del nuevo país y sobre todo aprovechar mi tiempo libre para estar con mi hija, que por aquel entonces tenía 5 años.

¿Y dónde estás hoy?
 
Ahora mismo vivo en Lille (Francia) desde hace 2 años. Antes viví en Milán 9 años, el resto de mi vida he vivido en San Sebastián, salvo los 4 años que estuve en Barcelona durante mi época de estudiante.

¡9 años en Milán es mucho tiempo! ¿Te sentiste un poquito milanesa al cabo de tantos años?

La verdad es que Italia me encanta. Milán me gusta muchísimo y sí me siento un poco milanesa. Me identifiqué rápidamente tanto con la ciudad como con su gente, y algo de milanés se me ha quedado. Echo de menos muchas cosas: la comida, ¡el café! (soy muy cafetera), la moda, el arte, la música italiana y el carácter de su gente. Son muy cercanos y te hacen sentir bien enseguida.

Me contabas que al cambiar de país, dejaste atrás muchas cosas. ¿A qué te dedicabas en España?

Soy Diseñadora de Moda, en España daba clases de diseño en una escuela y era Responsable del Visual Merchandising España de una cadena de pret-à-porter francesa.
Al principio fue duro no trabajar, pero cuando supe que nos quedábamos más tiempo, empecé a buscar trabajo y lo encontré. Fue una experiencia fantástica, imagínate... trabajar en moda en una de las capitales de la moda. ¡Fue todo un lujo!
De todas las experiencias que habrás tenido quería preguntarte sobre los típicos clichés: es verdad la fama que tienen los italianos de ser enredados y la de los franceses de ser poco amistosos?

La verdad es que los italianos son bastante liantes, complican las cosas, en vez de hacerlas en 2 pasos las hacen en 6, pero bueno, al final lo consiguen. ¡Son así!
Los franceses tienen una educación exquisita, tanto los niños, como los jóvenes y los adultos. La verdad es que eso da gusto, pero luego les cuesta ir mas allá, son bastante fríos y muy protocolarios. En muchas ocasiones resultan demasiado cohibidos, es difícil profundizar en una relación.

¿En qué lugar te sentiste más cómoda? ¿El idioma tuvo que ver con eso?

En Milán me sentí muy cómoda, en Lille todavía me cuesta. Cuando llegue a Italia, no hablaba italiano, así que al principio y durante bastante tiempo (unos 6 meses) estuve tomando clases particulares. Después me apunté a un curso para preparar un examen para extranjeros y lo saqué. Después de 9 años en Italia, domino perfectamente el italiano.
El francés lo hablaba ya cuando llegue a Francia.

¿En qué crees que te cambió esta aventura de vivir en el extranjero?

Me volví más tolerante con las costumbres diferentes, pero a la vez mas crítica con mi país. También más sociable, más segura de mí misma. La verdad es que me he acostumbrado, pero hay ocasiones que echo de menos mi familia y mi tierra.

¿Ser padres en otro país es más o menos difícil de lo que pensabas?

Puede resultar más complicado a nivel logístico, sobre todo si trabajas. No tienes la abuela o la hermana para que te ayuden, pero normalmente siempre hay alguna buena amiga que te echa una mano en caso de apuro. Para los hijos es súper-enriquecedor, se lo recomendaría a todo el mundo. Les hace ser mucho mas abiertos, sociables y cultos.

Yo tengo una hija de 16 años que ha vivido la mayor parte de su vida fuera de España, así que no le supone ningún problema vivir en distintos países, tiene una gran capacidad de adaptación  y una mente muy abierta (es una de las ventajas de los niños expatriados).
  
¿Cómo imaginás tu vida en 10 años? ¿Seguirás viajando?

No lo sé. La verdad es que no hago planes a tan largo plazo, pero seguramente seguiré viajando. ¡Me encanta la idea de poder vivir en muchos países diferentes!


En pocas palabras:

Viajás con el pasaporte… ¡si!
¿Amás u odiás los aeropuertos? No me molestan 
¿Pasta o pollo? Pasta
La comida que más extrañás… El jamón ibérico
Un lugar de vacaciones… Santorini en plan relax, Nueva York en plan urbano
¿Qué elemento viaja con vos siempre? Mi secador de pelo
¿Y qué te olvidás? Normalmente nada
Cuando tenés tiempo lo dedicás a… Ir a ver tiendas, pasear, hacer deporte, leer
¿Qué pedís que te lleven los que van a visitarte? Nada en especial
Un sueño cumplido… Haber ido al Carnaval de Venecia
Y uno por cumplir… Vivir en Paris




15 de enero de 2015

Naturaleza hasta decir basta (¡Basta, por favor!)


Con el entusiasmo de quien pronto va a dejar un país (quizás para siempre o, al menos, por mucho tiempo), nos embarcamos en nuestra última aventura: Wellington, la capital de Nueva Zelanda que queda justo en el extremo sur de la isla norte (no sé si se orientan aún). Una ciudad conocida por el… viento (miren qué destacable) de hecho la llaman “windy Wellington” (ventosa Wellington).

El vuelo nos sirvió para viajar en la aerolínea local (Air New Zealand), que nos sorprendió con un snack de quesos variados y con su curioso video de seguridad que está protagonizado por personajes de El Señor de los Anillos y el mismísimo Peter Jackson, el director de las películas, neozelandés y quizás el principal hacedor de esta magnífica campaña publicitaria que tiene a todo a todo el mundo alabando las maravillas naturales de Nueva Zelanda. Para seguir con la temática, en el aeropuerto de Wellington un enorme cartel reza “The Middle of Middle Earth” (el centro de la Tierra Media) y por dentro está decorado con figuras gigantes sacadas de los libros.