22 de agosto de 2011

Crónicas españolas: Bienvenidos al segundo mundo

Cuánto me gustaría que España fuera el primer mundo! En una clasificación tradicional de “primer mundo” o “tercer mundo”, definitivamente entraría en el primero. Pero me parece demasiado amplia. Si fuera por mí, habría cinco “mundos”. Y España no sería el “primero”, sería el “segundo”.

Tiene algunos problemas. Quién no? Un poquito de economía, otro de educación (sobre todo, teniendo en cuenta la cantidad de razas que hay acá mezcladas), un tanto de soberanía y una pizca de “cojones”. Nada que no se pueda solucionar. Nada digno de una revolución, ni de pasarse al régimen comunista que tan bien le funciona a Cuba.

Pero, si de reivindicaciones y revoluciones hablamos, acá tenemos a los indignados. No saben bien qué es lo que quieren, están un poco aburridos. Los hay antiabortistas, ecologistas, anarquistas y progresistas. Se embanderan con términos como “Revolución social”, “Ir contra el sistema” y “democracia justa” que no sé lo que significarán. Qué corno se supone que es el “sistema”?

Y yo también estoy indignada! Y les voy a dar un tema para indignarse: Ver películas y series dobladas al español. Eso sí es inaceptable, innegociable, imposible. Que pasa con la sociedad española? No se dan cuenta que la mafia del doblaje los está controlando y no quiere que ustedes aprendan, finalmente, algo de inglés? No es ese un “sistema” contra el que vale la pena luchar? Parecería que no. El 98% de los cines en España pasan las películas dobladas. Los que tienen las versiones originales, son pocos, feos y casi sin inclinación… asunto altamente importante para una persona de baja estatura como yo. Pero, no estoy sola, me apoya la familia real. Tanto que se los ha visto a el príncipe Felipe y a Letizia en el mismo cine al que vamos. Que nivel, por favor! Eso sí, que no me toque su majestad adelante mío, porque no voy a ver nada.

Otro asunto que me ha llamado la atención durante este verano español: los uruguayos. Están metiéndose lentamente en la intrincada red de esparcimiento madrileña. Controlan las piletas. No hay piscina (como dirían acá) que no tenga un guardavidas uruguayo. Vienen de la banda oriental y están ahí, controlándonos, decidiendo quién vive y quién se ahoga. Es insólito. No le temamos a los chinos, he aquí un verdadero problema.

Después ya hay temas que yo, personalmente, necesitaba aclarar. Temas que parecen de película. Yo pensé, tenía entendido, que a la gente de raza negra no se le podía decir “negro”. Tampoco sabía cómo decirles. Ni “moreno”, ni “morocho”, ni “de color oscuro”, parecían aplicarse correctamente. “Afroamericanos”? No, no estamos en América. Eran una raza innombrable para mí, como Voldemort. Tampoco es que hubiera tenido demasiada necesidad de nombrarlos. En Argentina, México y Perú, no abunda la raza negroide. Pero llegué a España. Acá los hay. Cómo les llaman? Negros. Ajá… Me han simplificado la vida, gracias.

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