Por Cintia Ana Morrow para Argentinos.es
Cuando era chica creía que podía adivinar el futuro, que
si alguien me preguntaba “¿Tal o cual cosa va a suceder?” yo era capaz de
responder sí o no al intentar imaginármelo. El tiempo me dio la razón algunas
veces y otras no, estadísticamente hablando, no creo que sea adivina
profesional. Pero de grande (todo lo grande que uno puede llegar a sentirse) me
asombró descubrir que cuando sabés la pregunta ya tenés medio trabajo hecho, el
problema es cuando la vida nos plantea esas preguntas que nunca nos imaginamos.
Porque es casi imposible prever lo que nos espera en la
vida. Uno a veces arma un plan y todo… Afortunadamente, las cosas no siempre
salen como las planeamos, a veces salen mejor.
Hoy les invito a compartir la historia de María Eugenia
López Ozores, una argentina que creía que su vida ya estaba armada cuando surgió
una oportunidad inimaginable. Irse a vivir a Estambul (Turquía) puso a prueba
sus capacidades más impensadas y agudizó todos sus sentidos. Esta es una
historia de valentía y nuevos comienzos que empieza así…
¿De dónde sos, Eugenia?
Soy de Buenos Aires, Capital Federal. Nací y me crié en el barrio de Flores,
en pleno centro comercial. Fui al colegio de mi barrio Nuestra Sra. de la
Misericordia y tomé la primera comunión en la Iglesia de Lourdes. Todo muy
prolijo y siempre custodiada por expertos: ¡mis padres y las hermanas del
colegio! Tuve una familia muy tradicional, conservadora, ordenadita... ¡De allí
vengo y, sin embargo, aquí estoy!
Me contó un pajarito que ésta es tu primera
experiencia en el extranjero. ¿Cómo llegaste hasta acá?
Sí, es mi primera experiencia como “expat” y todavía
cuando me acuesto sigo pensando en “¡¿Cómo y cuándo paso?!”. Pero sin duda fue
en el momento en el que debía pasar y no antes.
En marzo de 2012 había dejado de
trabajar luego de un proceso que llevó casi un año. Yo trabajaba en una empresa
familiar con mi hermano y para mediados de 2011 decidí que ya no daba para más.
Fueron meses difíciles, en los que debí resolver muchas situaciones de tipo
prácticas, pero también las más complicadas: las emocionales.
Con toda esa educación recibida en el
"debes hacer", la obediencia y respeto a la herencia; abandonar la
empresa familiar, parecía en ese momento un sacrilegio... La empresa que había
fundado mi padre, alejarme sin sentirme culpable era casi un imposible. Pero lo
hice, todavía queda, pero finalmente me sentí "libre".
Luego de todo esto llegó la propuesta de viajar a Estambul y, a pesar de
que mi marido siempre viajó y casi siempre andaba sobrevolando la idea de
viajar juntos, yo ahora ya podía acompañarlo y viajar en familia. Mi familia.
¿Dejaste
atrás algún proyecto?
Mi trabajo ya estaba concluido y en cuanto a proyectos, podría decirte que
mi vida está volviendo a empezar, así que los proyectos vienen conmigo y se irán
haciendo realidad a medida que vaya descubriendo y aprendiendo cosas nuevas.
Contame alguna experiencia inesperada que
hayas tenido durante tu expatriación.
Lo inesperado y maravilloso que me pasó fue encontrar un
grupo enorme de gente en la misma situación que yo ¡y hablando español! Para mi
una sorpresa, hasta ese momento creía que sería el único ser humano hispano
parlante en Estambul. Nuevita en todo, ¿no?
Por suerte encontré un grupo súper rico en personalidades y sobretodo en
experiencias de vida.
En el nuevo lugar ¿te sentiste cómoda desde
el principio?
No, me costó mucho sentirme cómoda,
creo que todavía no lo logro. Lo que más me costó tiene que ver con mi hija
Lucia, ella tiene 6 años y las primeras 3 semanas de colegio fueron muy duras
para ella y para mi. Durante ese tiempo simplemente me puse en "stand
by" y cuando la ví salir con una sonrisa del cole volví a estar “on".
Sé que la aventura de vivir en el
extranjero cambia a las personas en algunos aspectos. ¿En qué sentís que te
cambió a vos?
No se si por ahora me cambió, pero sí siento que estoy empezando a ver las
cosas con otros ojos, tratando de cambiar mi forma de elegir y vivir. Ahora
casi todo es circunstancial y dura sólo un tiempo, antes todo era definitivo...
Es una lección que estoy tratando de aprender.
¿Cómo llevás el hecho de estar lejos? ¿Tenés
algún ritual argentino para los días de melancolía?
Extraño bastante a mis amigos y los
encuentros/comilonas de los fines de semana, trato de hablar por Skype o Whatsapp, pero la verdad es que me gustaría hacer una rutina de
esto porque todavía uso estos servicios como si estuviera de vacaciones y
esperando a volver para contar las cosas.
No tengo ningún ritual todavía, por ahora me dura un tarro de dulce de
leche en la heladera que me trajo mi marido en su ultima escapada a la Argentina.
Vivir en otro país es una experiencia
maravillosa pero no todo el mundo se anima, ¿lo recomendarías?
Hasta ahora y a
pesar de algunas dificultades no dejo de sorprenderme y maravillarme con todo
lo que voy viviendo, es demasiado nuevo. Creo que sí lo recomendaría. Si a corto
o largo plazo, ¡dame un año y te respondo!
¿Se te ocurre algún consejo para aquellos
que están considerando la posibilidad de salir al extranjero?
No sé qué aconsejar, nosotros hicimos lo que pudimos los tres juntos, y nos
animamos… Estamos bien, creo que hay que animarse y el resto va saliendo, nadie
hace las cosas igual. Dentro de un tiempo quizá pueda decir algo más.
EN POCAS PALABRAS
Viajas con el pasaporte... más las cosas
de mis lentes de contacto y juegos para mi hija que nunca usa.
Amas u odias los aeropuertos? Los amo.
¿Pasta o pollo? Los dos son horribles, a veces el
pollo trae mejor acompañamiento.
¿La comida argentina que mas extrañás? Las empanadas de Laura y las pizzas de Julia.
Un lugar de vacaciones... La casa de mi
amiga Mali en Michigan.
¿Qué elemento viaja con vos siempre? Nada en particular, lo que entre en la cartera.
¿Y que te olvidás ? Un poco de
todo.
Cuando tenés tiempo lo dedicas a... Leer.
Que pedís que te lleven los que van a visitarte... Dulce de leche y jamón crudo.
Un sueño cumplido... Ser mamá de Lucia
Y uno por cumplir... Vivir.