A veces, uno
está ahí, en su vida normal, un día cualquiera, en una situación cotidiana…
(quizás bañándose, poniéndose champú en el pelo) cuando, de repente, de la
nada, aparece como una ola gigante, un tsunami de información y de sensaciones
que arrasa con todo lo que estaba en la mente.
Tomado por
sorpresa y profundamente abatido, uno detiene su actividad cotidiana, sin
quererlo, y mira alrededor, las cosas
revueltas que dejó la ola, sin entender qué acaba de pasar y con solo una duda
en la mente: ¿Cómo llegué hasta acá?
"Cómo llegué
hasta acá". Que puede ser o no un lugar físico. Una duda que lo mantiene a uno
en la incógnita, en el miedo y en la desorientación. Entonces, vuelve a mirar
alrededor… sigue el camino que dejó la ola. Uno ve los pequeños pasos que dio y
los grandes, los aciertos y las equivocaciones, las cosas y las personas que
fueron pasando. Y, finalmente, después del veloz recorrido, llega al exacto
lugar y momento en el que se encuentra.
¿Y ahora qué?
Se pregunta descorazonado. Ahora que ya vio y recordó y entendió todo lo que
pasó. ¿Ahora qué?
Ahora… la
crema de enjuague.
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