Por Cintia
Ana Morrow para Argentinos.es
Dicen que el amor mueve montañas y, aunque aquello
no puedo afirmarlo (ni negarlo, para el caso), descubrí que el amor sí que mueve
personas. Muchas y a través de infinitos kilómetros.

La vida nos reservaba muchas sorpresas inesperadas.
A ella, un maravilloso viaje de descubrimiento personal la llevaría hasta la
otra punta del planeta. Luego tendría que desprenderse todo lo que había
construido para embarcarse en una nueva aventura, esta vez siguiendo a su
príncipe azul. Se sumergiría en los entramados culturales de una sociedad
curiosa y desconocida hasta ese momento, para reinventarse junto al hombre de
su vida.
Los dejo con nuestra princesa moderna, Silvana
Facciolo, una argentina que hoy nos cuenta cómo el amor y el deseo de
crecer la impulsaron a ir más allá de las fronteras, de las religiones y de las
razas.
Silvana,
contame de dónde sos…
Soy
Argentina (y orgullosa de serlo, como todos los argentinos). Nací y me crié en
la ciudad de Mercedes, Provincia de Buenos Aires, a unos 100 kilómetros de la
Capital del país.
Mercedes…
me suena, famoso por sus chacinados y sus escritores ¿no? ¿Cuándo se presentó
la oportunidad de irte al extranjero por primera vez?
La
primera vez que viví afuera del país fue en el 2009. Me mudé a Australia por
un año y amé absolutamente la experiencia. Por esas cosas de la vida,
en el 2012 conocí a mi novio en Inglaterra y desde entonces mis relaciones con
ese país se intensificaron. El año pasado, 2013, estuve un total 9 meses viviendo
allá. Actualmente estoy de vuelta en mi amada Argentina, pero solo
temporariamente hasta que me otorguen la visa.
Sé
que a Australia llegaste por una razón muy especial. ¿Querés decir algo de
aquella experiencia?
Mientras
estaba estudiando en la facultad, ahí por el 2001, tuve un encuentro muy grande
con Dios. Por años anhelé poder profundizar más en mi fe (Cristianismo) y
ayudar a otros. Finalmente en el 2009, luego de ahorrar mucho y con ayuda
de mi familia, pude inscribirme en un Instituto Bíblico en Sídney, Australia,
por el período de un año. Por las mañanas estudiábamos la biblia y por la tarde
salíamos a ayudar a los mas necesitados, de Lunes a Lunes. ¡Amé la experiencia!
¡Y amé Sídney!
La
segunda vez que partiste fue muy diferente… ¿Qué dejaste atrás, además de la
familia?
Fue
muy difícil dejar todo por amor. La verdad que en su momento aposté todo a mi
relación y me daba miedo pensar todo lo que me estaba jugando. Dejé un trabajo
seguro y estable, el departamento que había buscado por meses, regalé todos mis
muebles…entre ellos antigüedades que había encontrado y comprado con
sacrificio. Finalmente abandoné también mi hobby, que era la equitación.
Vender mi caballo dolió mucho. Mantenerlo implicaba demasiado dinero ¡e
Inglaterra es muy cara!

En
el 2013 viví los 7 primeros meses en Derby, ciudad ubicada en el centro de
Inglaterra, y los dos últimos meses del 2013, en Londres.
Aunque
sea un país conocido, la vida Inglaterra guarda muchos secretos. ¿Tuviste
alguna experiencia inesperada durante tu expatriación?
El
choque cultural lo sentí muy fuerte. No fue tanto con los ingleses sino que mi
novio es Sij y tanto el como su familia viven y se mueven como si estuvieran en
Punjabi, India.
Que
maravilloso un novio Sij, algo tan diferente… ¿Vendrías a ser una versión
moderna de la Princesa de Kapurthala?
Jajaja
¡aunque muchísimo menos glamorosa! Algo interesante para compartir es que para
ellos todas las mujeres toman el apellido Kaur, que significa princesa y los
hombres el apellido Singh que significa leones. Así, que puedo decir que en
cierto sentido pasaría a ser una princesa, o al menos la princesa de Palvinder
(así se llama mi novio).
¡Espectacular!
No sería la primera vez que exportamos princesas por el mundo… ¿Cómo es vivir
en esa parte de la sociedad inglesa?
Inicialmente,
los primeros meses vivíamos en el barrio de los musulmanes y Sijs, y una tenía
que tener cuidado de no mirar a los hombres en los ojos, de no agarrarse de la
mano en el barrio y menos aún dentro de la casa. Más de una vez, sin darme
cuenta, besaba a mi novio o lo tocaba y me querían comer. También me
encontré con familiares que le ofrecían novias de la India a mi novio…
Aprendí
a comer curry casi todos los días, y lo mejor de todo: aprendí a usar las manos
y a no sorprenderme cuando los comensales eructan delante tuyo. ¡Aparentemente
es una buena señal!
Desde luego, estás viviendo una experiencia increíble y,
lo mejor, en buena compañía. En medio de todas estas costumbres tan extrañas
para nosotros, en qué lugar te sentiste más cómoda?
Me sentí mas cómoda en Londres. ¡Dame ruido, tiendas y museos para recorrer
y soy feliz! Las ciudades occidentales siempre atraen y tienen eso de ser como
tierra neutral. Uno enseguida se siente a gusto.
Me costó más vivir en Derby, y entender que hay gente que aunque viva en
Inglaterra va a seguir pensando y actuando como en la India o en Irán, y que
haga lo que uno haga o diga, no los vas a cambiar. Tal es el punto de esa
resistencia al cambio que, aunque no podía creer, estando a 5 grados bajo cero
¡ellos se vestían con túnicas de colores y zapatos tipo ojotas! No hay con qué…no
cambian.
Aunque
también quiero aclarar que los Sijs son gente muy amable, respetuosos de otras
gentes y costumbres pero muy guardianes y desconfiados de los que quieren
entrar en su comunidad.
Debe
haber sido difícil asimilar todo eso en tan poco tiempo. ¿En qué aspecto sentís
que te cambió?
Me
enseñó nuevamente a adaptarme, a ser tolerante y a apreciar a las personas por
lo que son, no por lo que piensan. Generalmente somos del concepto (o lo era
yo) de que no tenemos ningún tipo de perjuicios, pero he aquí que
siempre me había rodeado de gente como yo y los contactos con otras culturas
habían sido muy light. Tuve que hacerme
un “reseteo". Pensé que vivir en Inglaterra iba a ser mas o
menos como lo fue vivir en Australia…sin embargo, allí cohabité con dos culturas:
la inglesa y la india…y crecí. Crecí mucho.
¿Cómo
llevás el hecho de estar lejos? ¿Hay algún ritual argentino para los días de
melancolía?
Creo
que cuando uno se va al exterior por decisión propia se hace mas ameno. Para
ser honesta, no necesito hablar todos los días con mi familia. Sí, obviamente,
estoy pendiente de lo que sucede en Argentina y para las ocasiones especiales
desearía estar con ellos, pero no extraño. Aunque preguntame de a acá a dos
años y te cuento como sigo ;)
En
lo que hace al ritual argentino, no puede faltar el mate cuando hay yerba,
comer casi la mayoría de las comidas con una ensaladita y, cuando se
puede, ¡un rico bife!
Vivir
en otro país es una experiencia maravillosa pero no todo el mundo se anima, ¿lo
recomendarías?
Lo
recomiendo 100% y si es posible, primero irse una sola, ni siquiera de novio
porque ahí la cosa ya cambia. Creo que saca a relucir tu lado social a full:
o te animas a hacer amigos y te expones, o te quedas sola en tu casa, aburrida
sin hacer nada. Y para hacer amigos, hay que ser vulnerable y aprender de nuevo
a escuchar a otros...
Por
otro lado, el hecho de poder pisar suelo extranjero, hacer switch y
pasar a hablar, pensar y soñar en inglés, me fascina. No siempre fue así, al
principio me costaba mucho hablarlo, lo entendía pero hablarlo fluidamente
costaba. Luego de vivir afuera eso cambió, y siento que otro mundo de
posibilidades se me abrió. Hoy en día utilizo más el inglés a la hora de hacer
búsquedas online o leer un diario que el español.
Vivir
afuera, por poco tiempo o para siempre, siempre suma. Sea visto desde el
intercambio cultural que se genera, o del gran amor y aprecio que te surge por
tu país, vas a salir ganando algo.
¿Se
te ocurre algún consejo para aquellos que están considerando la posibilidad de
salir al extranjero?
El
mejor consejo que se me puede ocurrir es el decirles que no tengan miedo. Que
se animen a salir, a conocer y a invertir tiempo en otras personas. La vida
como a toda buena comida hay que sazonarla bien. En Argentina usamos en la
mayoría de los casos solo sal y pimienta, pero hay muchos más condimentos que
no se consiguen acá… ¡y que vale la pena probar!
Viajás con el pasaporte…
Argentino
¿Amás u odiás los aeropuertos?
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¿Pasta o pollo?
Pasta, fácil y rendidora.
La comida argentina que más extrañás…
El asado
Un lugar de vacaciones…
Brasil, Bombas y Bombinhas
¿Qué elemento viaja con vos siempre? Un
buen libro
¿Y qué te olvidás?
¡La planchita!
Cuando tenés tiempo lo dedicás a…
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¿Qué pedís que te lleven los que van
a visitarte? ¡Yerba!
Un sueño cumplido:
Estudiar por un año en un Instituto Bíblico en Australia.
Y uno por cumplir…
Formar mi familia.
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