23 de junio de 2014

Los Ciudadanos del Mundo (Claudia J.)

Cintia Ana Morrow para Argentinos.es


Existen muchas razones para dejar el país que nos vio crecer. Algunas veces es porque encontramos el amor en otro lado; otras perseguimos un sueño de aventuras o simplemente vamos en busca de una vida mejor, distinta. Hay unas pocas personas que salen de su país, dejando todo lo que quieren atrás, para ayudar a mejorar la vida de otros. Estas personas viajan miles de kilómetros hasta los lugares más remotos del planeta, para asistir a países que a veces no tienen paz, ni gobierno, ni fronteras definidas. Se suben a un avión y dicen “hasta luego” a la Argentina para ir a tratar de reconstruir sociedades que tienen que empezar de nuevo después de un desastre natural o de una guerra. No digo que sean completamente altruistas: la experiencia en la que se embarcan les devuelve mucho más de lo que alguna vez imaginaron.

Hoy una de estas maravillosas personas, Claudia Gabriela Jorge, se hace un huequito en su agenda y nos cuenta desde Haití cómo vive ella las Misiones de Paz.

Contanos un poco de vos…

Soy Claudia Gabriela Jorge, nacida y criada en la ciudad Capital de Santiago del Estero. Casada con Emiliano Casanovas hace 4 años y todavía no tenemos hijos.
Y… ¿Cómo fue que llegaste desde Santiago hasta acá?

Primero debo aclarar que soy Suboficial de Gendarmería Nacional Argentina. Todo empezó cuando me enteré que en mi trabajo había un Centro de Capacitación para Misiones de Paz, donde se dictaban cursos de idiomas y formación para Policías de Naciones Unidas. Esto fue en el año 2009, cuando las mujeres comenzaban a participar de las Misiones de Paz al igual que los hombres.
Así que, como me encantó la idea de perfeccionarme en el Inglés, sumado al gran desafío de ser parte de ese grupo de mujeres pioneras en las misiones de paz, no tuve ninguna duda en inscribirme. Al finalizar en 2010 fui convocada para trabajar un año en la Misión de Paz de Naciones Unidas en Liberia en el Continente Africano. Es así que ese mismo año partí en mi primer viaje en avión hacia Liberia, haciendo escalas en Frankfurt, Bruselas y Ghana. Fue un viaje emocionante porque era la primera vez que salía de mi país hacia un lugar tan remoto.

Que increíble emprender una aventura así… ¿Tenías miedo del avión o de Liberia?

¡Fue toda una aventura! Viajar en avión me encantó, no tuve miedo. Lo que si me causó preocupación fue el tema de enfermedades como la Malaria. Pero gracias a Dios me cuide bastante y volví sana de la misión.

¿En qué lugares viviste y por cuánto tiempo?

Estuve viviendo y trabajando en la Capital de Liberia, llamada Monrovia. Actualmente estoy en Puerto Príncipe, Haití, nuevamente convocada para una Misión de Estabilización de Naciones Unidas.

¿Qué dejaste atrás, además de la familia?

Esta parte es la más difícil de recordar. Dejé en Argentina al amor de mi vida: mi esposo Emiliano y a mi familia (padres, hermanos, sobrina y abuela). Pero lo más duro fue con mi esposo porque a 9 meses de estar casados tuvimos que separarnos. Fue un gran sacrificio para nuestra relación. Pero supimos afrontar los momentos difíciles y aprendimos a vivir con este desafío.

Te entiendo. Pero debe ser reconfortante para él verte crecer en tu carrera y recorrer el mundo con tu trabajo. Tanto él como tu familia, ¿se sienten parte de tu aventura?

Si, totalmente. Creo que todos participaron de algún modo en esta gran experiencia que me tocó vivir. Emiliano es el que más sabe del estrés que causa rendir un examen de Naciones Unidas y el que genera la espera de salir convocada para una nueva misión . Ahora puedo decir que ya está un poquito más canchero para entender la situación y brindarme todo el apoyo que muchas veces he necesitado para pasar mis días lejos de él.

¿En qué lugar te sentiste más cómoda y cuál te costó más?

Durante mi primera misión en África me sentí bastante cómoda a pesar de que era la primera vez fuera de mi país y que, como nos pasa a todos, uno trata de acostumbrarse a todo lo nuevo. Por suerte tuve excelentes colegas y amigos de distintas nacionalidades que se convirtieron en mi segunda familia. En esta segunda oportunidad, esta vez en Haití, puedo decir que ya con un poco más de experiencia me siento mucho más cómoda, hasta con el sistema de trabajo.

El Continente Africano, con sus miles de etnias y, por supuesto, con sus conflictos, suena a algo terriblemente difícil de asimilar. ¿Qué te sorprendió de Liberia?

Así es, te causa shock al llegar por primera vez. Pero con el tiempo te das cuenta que su cultura y su gente te atrapan. Es un poco difícil llegar a ellos al principio, pero una vez que se abren te brindan toda su amabilidad. Tuve la suerte de trabajar con Policías Liberianos que demostraron ser excelentes personas y muy profesionales a pesar de las carencias que tenían como sociedad en desarrollo después de 13 años de guerra. Lo que me sorprendió fueron los aberrantes casos contra los derechos humanos de las mujeres y niñas, específicamente la mutilación genital femenina. Quizás nunca logre entender porque realizan esas prácticas en bebes y niñas de hasta 10 añitos. Esta realidad me dolió bastante.
Lo que más me gustó de Liberia fue la amabilidad de su gente, el colorido de sus ciudades, sus hermosas playas y paisajes tropicales. Y los artistas talladores de madera y pintores, hacen increíbles obras de arte.


Haití, a pesar de ser parte de Latinoamérica, tiene raíces muy diferentes a las nuestras. ¿Qué encontrás allá parecido a la Argentina? ¿Y a Liberia?

Si estoy de acuerdo, tiene raíces muy diferentes. Parecido a Argentina, la verdad que no le encuentro casi nada. Salvo que acá en se realizan manifestaciones y cortes de ruta día de por medio, eso sí lo puedo igualar a Argentina. Pero comparo Haití con Liberia y también encuentro enormes diferencias. Creo que Haití, a pesar de haber estado casi 14 años apoyado por las Naciones Unidas y después del terremoto de Enero del 2010, no ha logrado estabilizarse por completo. Se notan ciertos avances pero no son tan grandes comparados a Liberia.

Sé que la aventura de vivir en el extranjero cambia a las personas en algunos aspectos. En qué sentís que te cambió a vos?

El estar residiendo en el extranjero y compartir trabajo y vivencias con personas de diferentes partes del mundo te abre la mente por completo. A veces uno se queda encasillado en una perspectiva de vida, pero al tener la oportunidad de salir te das cuenta que existen muchas más. Vivir en otro país me hizo valorar muchísimo a mi esposo a mi familia y a mi querido país, como así también crecer profesional y personalmente.

¡No lo hubiera podido expresar mejor!¿Tenés algún ritual argentino para los días de melancolía?

Por el momento, y con un poquito más de experiencia, trato de pasar los días tranquila, aunque muchísimas veces se extraña horrores. Con mi esposo estamos en permanente contacto tanto telefónico como a través del mail. Ay, ¿ritual argentino para días de melancolía? Un buen mate y una selección de música de rock argentino hacen bien al alma.

Vivir en otro país es un ejercicio de apertura cerebral y sensorial, como contabas antes, pero no todo el mundo se anima, ¿lo recomendarías?

Siempre lo voy a recomendar porque es una experiencia increíble e invaluable y me encantaría volver a hacerlo pero con mi esposo. Como nunca estuve más de un año afuera puedo decir que a corto plazo lo recomendaría. Pero ¿para siempre? Depende la situación que a uno se le presente en la vida.

Se te ocurre algún consejo para aquellos que están considerando la posibilidad de salir al extranjero? Y para sus familias?

Antes de irte tenés que estar muy seguro de lo que vas a buscar y lo que vas obtener como resultado. Uno se va por diferentes motivos, así que primero recomendaría evaluar bien la situación. Para las familias, siempre está la preocupación de que un miembro de la familia se vaya a un lugar desconocido y lejano, y la incógnita de si le va a ir bien o no. Una vez que se encuentren en el extranjero tratar de mantener contacto con la familia y amigos, principalmente para no generar situaciones de estrés y de preocupación en ellos. También creo que la familia debe ser un apoyo para que esa persona tome la decisión de irse al extranjero y debe tratar de brindar ese apoyo incondicional siempre. La familia tiene un papel muy importante en estos casos.

En pocas palabras:

¿Amás u odiás los aeropuertos? ¡Me encantan los aeropuertos! Ya tuve la oportunidad de conocer el de Frankfurt, Bruselas, Ghana, Liberia, Sudáfrica, Madrid, Marruecos, Panamá, Paraguay y Haití. Amo viajar y es emocionante la sensación de estar por partir a explorar nuevos horizontes.
¿Pasta o pollo? Pollo.
La comida argentina que más extrañás… Uy que difícil, se extraña el buen asado con achuras, y como soy Santiagueña extraño las empanadas de carne que son incomparables. Para los momentos de melancolía: los benditos alfajores y el dulce de leche.
Un lugar de vacaciones… me gustaría conocer Miami.
¿Qué elemento viaja con vos siempre? Siempre llevo conmigo, a donde quiera que vaya, mi teléfono, mi MP3 y la compu.
¿Y qué te olvidás? Por suerte nunca me olvidé de nada porque chequeo dos o tres veces si tengo todo lo que necesito. Al contrario, muchas veces cargo cosas que no uso nunca.
Cuando tenés tiempo lo dedicás a… trato de mirar una película o leer un libro.
¿Qué pedís que te lleven los que van a visitarte? Como es muy difícil que vengan a visitarme, yo soy la que llevo recuerdos de los lugares donde estuve.
Un sueño cumplido… para hacer honor a Susanita de Mafalda: haber encontrado al hombre de mi vida y haberme casado con él, y también el logro de tener nuestra propia casa.
Y uno por cumplir… Tener un hijo y continuar con mi carrera universitaria de Relaciones Públicas y poder obtener ese título tan anhelado.

Postdata: Me siento muy agradecida con la vida que me ha dado tantas satisfacciones y con Dios que siempre me puso en el camino personas de gran corazón. Solo deseo agradecer a todos los que creyeron en mí.




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