- No
podés irte, te necesito- le suplicó ella. Pero ya estaba demasiado lejos para
escucharla. A sus gritos se los llevó el viento y él caminó metiéndose las
manos en los bolsillos del abrigo mientras el frío le azotaba el rostro.
Entonces
ella salió de la casa y echó a correr por el campo. El aire le agitaba el
vestido y despeinaba sus cabellos.
- ¡Edgardo!-
gritaba desesperada, sin darse cuenta del frío- ¡Edgardo, volvé!
Pero
él no quería volver, quería huir de esa casa, de esa mujer. No volvió la cara
para ver cómo ella rompía en sollozos. No la vio caer de rodillas en el suelo
de tierra, llevarse las manos a la cara, llorar a los gritos. No necesitaba
verla.
Siguió
caminando hasta llegar a la tranquera donde terminaba el campo. Si abría esa
puerta sería libre, juntaría suficiente coraje para no volver atrás. Podría
olvidarse de ella y de todo.
Cometió
un error, lo supo en ese instante, y miró una vez más la casa, deseando verla a
ella. Quería encontrarse con su mirada una vez más y decirle adiós, perdonarla.
Pero no la vio. No estaba en la puerta de la casa, ni de rodillas en el suelo,
ni corriendo hacia él.
Lo
pudo la curiosidad, no era típico de ella dejar que se fuera así sin más. Cerró
la tranquera y volvió lentamente sobre sus pasos. Descubrió a medio camino,
entre la casa y la calle, un profundo pozo en la tierra. En el fondo, yacía
ella de espaldas. La llamó pero ella no contestó en seguida. Pasaron unos
minutos hasta que dijo su nombre en un murmullo: “Edgardo”. Y preguntó, desde
el fondo del pozo: “¿Volverás a casa?”
El
sacudió tristemente la cabeza. Quiso decirle que no, que nunca más iba a
volver. En cambio encogió los hombros y respondió:
-No
sé, ¿vos te quedarás en el pozo?
La imagen la tomé prestada de : http://www.boletinfolklore.com.ar/artistas/PEDRO%20PATZER/EL%20HORIZONTE.htm
Que se habia olvidado Edgardo?
ResponderEliminarTAPAR EL POZO!!!!!!!
Me gustó.