16 de febrero de 2012

Que supimos concebir...


  Todas las mañanas, en el acto de la bandera, los alumnos se formaban de menor a mayor y entonaban el himno.

-Sean eteeernos los laureeeles, que supiiimos concebiiir…- cantaba Marcos en el patio del colegio.

-Conseguir- susurró Diego.

-¿Qué?

-Conseguir, no concebir- repitió su amigo, al que la maestra había corregido en ocasiones anteriores, y ahora se daba el lujo de reprenderlo a él, que cantaba desaforadamente y hacía las veces de batutas con los dedos índices.

  Marcos no lo miró. Ya no podía cantar “concebir” sabiendo que estaba equivocado. Y los dedos como batutas le parecieron tontos. Pero aún así, siguió entonando con valentía.

-Con glooria moriiir…chan chan chan chan chan chan- Marcos terminó la última oración del himno y aplaudió un rato más largo que los demás. Él se despedía de algunas cosas esa mañana.



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